En estos casos la actitud es fundamental, sobre todo de los que rodeamos a la persona afectada. He pasado dos casos muy muy cercanos, uno de ellos mi madre, que pasó lo mismito, con 55 años, y tenemos que estar ahí en los momentos en los que el ánimo flaquea a la persona que lo está pasando mal.
Habrá altibajos, pero con optimismo, paciencia, y la medicina de hoy en día, es seguro que esto quedará en un trago amargo que se convertirá en un motivo más de unión una vez superado.
Optimismo y alegría, mucha suerte y mi apoyo total a estas dos personas.
Saludos