A mí me aprece cojonudo, no sólo por lo de buscarse la vida sino también por lo de aprender. Además hay cientos de elementos en la moto que inciden en la seguridad, tanto o más que los discos y los tocamos sin miedo, o peor, no se llegan a tocar en la vida.
Además si no te quedan bien tienes siempre la opción de cambiarlos.
¡Con un par de perolos!